En el corazón de Quito, Ecuador, hace más de dos décadas, nació D’laCosta, un sueño que buscaba llevar a cada hogar el auténtico sabor de los snacks tradicionales. Este proyecto, lleno de esperanza y pasión, encontró obstáculos económicos que pusieron en pausa su camino. Parecía que el sueño estaba destinado a desvanecerse.
Sin embargo, los sueños verdaderos nunca mueren, solo esperan el momento adecuado para renacer.
Hace cuatro años, en la pintoresca parroquia rural de Puerto Limón, en Santo Domingo, D’laCosta encontró su nueva oportunidad. Puerto Limón, hogar de los tsáchilas y montubios, es un lugar mágico con paisajes exuberantes y tradiciones ancestrales, donde las leyendas de duendes y demonios aún viven.
En este entorno lleno de vida y cultura, D’laCosta resurgió, brindando empleo a mujeres de la comunidad y mejorando sus vidas. No solo fue un resurgimiento empresarial, sino una misión con propósito: demostrar que la perseverancia y el trabajo comunitario pueden transformar realidades.
D’ la Costa no solo volvió como productora de snacks de plátano, malanga, yuca, camote y el innovador mix de vegetales, sino como un símbolo de esperanza y crecimiento.
Cada ingrediente es seleccionado meticulosamente, asegurando no solo un sabor auténtico, sino también el respaldo a la agricultura local y la sostenibilidad de la región. Cada bolsa de snacks es el resultado del esfuerzo y amor de manos trabajadoras que ponen su dedicación en cada producto.
Nuestro compromiso va más allá de ofrecer un simple snack. Queremos compartir con el mundo la esencia de Ecuador, los sabores de nuestras tradiciones y el esfuerzo de una comunidad que no se rinde. En cada bocado se esconde una historia, una conexión con la tierra y con quienes, día a día, hacen posible que D’laCosta siga creciendo.
D’laCosta es más que una empresa. Es el símbolo de la resiliencia, el testimonio de que, cuando se lucha con el corazón, es posible volver a empezar. Cada bocado es un recordatorio de que las segundas oportunidades existen y que, al apoyar nuestro producto, también se apoya un sueño colectivo de transformación y dignidad.
En cada crujido de nuestros snacks, hay una historia que contar. Y esta historia apenas comienza...
Fomentamos el desarrollo integral de las comunidades rurales, generando empleo inclusivo para hombres y mujeres, con un enfoque especial en apoyar a mujeres cabezas de hogar, promoviendo su autonomía económica y el bienestar de sus familias.
Impulsamos prácticas internas sostenibles que minimizan el impacto ambiental, reafirmando nuestro compromiso con la mejora continua del Sistema de Gestión Ambiental.
En D'laCosta, como parte de la comunidad, estamos encantados de recibir visitas, realizar recorridos o excursiones de grupos diversos, incluyendo jubilados, estudiantes, y cualquier público interesado en conocer de cerca los procesos que llevamos a cabo en nuestra empresa.